Cuando compartir se convierte en una oportunidad para el emprendedor

España ya es uno de los países líder en número de espacios compartidos de trabajo o coworking, es decir, apostamos por el trabajo en equipo y por compartir oficinas –ya sean físicas o virtuales- con otras ideas de negocio. Esto no es de extrañar en un momento de crisis económica como la actual, ya que esta fórmula de trabajo se erige, ante todo, como una solución con numerosas ventajas económicas para las pymes, freelance o emprendedores, que abaratan sus costes fijos gracias a que los espacios coworking donde se alojan asumen gastos tan importantes como el teléfono, agua, luz y conexión a internet.

Actualmente no todos los profesionales independientes pueden costearse la infinidad de facturas que supone la apertura de un negocio por lo que el hecho de que los gastos de este tipo estén incluidos en el precio del alquiler se antoja como una estupenda oportunidad. Con las subidas de la electricidad y los precios de los alquileres, desorbitados dependiendo la ciudad, muchos emprendedores renuncian a la idea de tener un espacio en el que trabajar, pero este miedo desaparece con la metodología coworking. Comenzar una aventura empresarial en solitario podría considerarse, según cada caso, una auténtica locura, pero cuando se piensa en grupo se reparten también los riesgos y, por tanto, emprender un proyecto da menos vértigo.

Estamos ante un método rentable al que ya están recurriendo miles de freelance españoles, pero también se trata de un modelo muy productivo en el que prima la creatividad y la cooperación entre los profesionales. Coworking es ahorro económico pero tambien implica una actitud, un cambio de mentalidad adaptado a los nuevos tiempos. Atrás queda la idea de los despachos a puerta cerrada para dar paso a los espacios abiertos en los que las distintas disciplinas pueden, además de reducir gastos, aprender una de la otra, y enriquecer su trabajo diario: en un sistema de cooperación, como en todo ecosistema, cada uno aporta algo al grupo y entre todos se alcanza un bien común. Además del ya citado ahorro económico, estos espacios permiten que los emprendedores aprovechen las sinergias y se nutran de las actividades que desarrollan sus compañeros de oficina. Está demostrado que el simple hecho de estar en contacto con otros profesionales estimula el crecimiento personal y las ganas de superación, un sentimiento que difícilmente se alcanza si se trabaja en solitario.