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Coworking, donde no cabe el individualismo
Como sucede con todas las modas, nadie quiere quedarse atrás y no estar a la última sobre la tendencia que se lleva en cada momento. Y lo que se lleva hoy, en pleno siglo XXI, es el ‘coworking’. Nos enfrentamos a un concepto todavía un poco desconocido pero que está ganando terreno en nuestro país a pasos agigantados, tal y como demuestra el informe elaborado por Deskwanted.com en el que España se sitúa como tercer país del mundo en número de este tipo de espacios, sólo superada por Estados Unidos y Alemania. Pero empecemos por el principio, ¿en qué se basa este concepto?
Hablar de coworking es hablar de trabajo en equipo, en cooperación, es decir, se trata de una fórmula laboral basada en que profesionales de distintos sectores compartan un mismo espacio físico o, por qué no, una oficina virtual. El objetivo es que cada profesional independiente, emprendedor o pyme pueda desarrollar su actividad de forma individual al tiempo que se impulsan proyectos en equipo que nacen espontáneamente a raíz de la convivencia en ese mismo espacio. Esta especie de ecosistema laboral por el que están apostando muchos jóvenes permite que los trabajadores se enriquezcan y beban de la experiencia de otros profesionales que están a su alrededor. Estamos, por tanto, ante una posible vía para solucionar el aislamiento que sufren aquellos trabajadores que desarrollan su actividad en solitario, como puede ser el caso de los freelance. Y es que, a través de estos espacios compartidos, el hecho de trabajar en solitario ya no significa tener que hacerlo solo.
La filosofía de coworking es opuesta a la idea ya obsoleta de los despachos tipo jaula en la que los trabajadores se encontraban encerrados entre cuatro paredes, sin contacto a penas con el mundo exterior. Ahora se trata de fomentar la libertad, el flujo de ideas, la creatividad y la retroalimentación entre distintas ideas de negocio. Áreas que a simple vista parece que no tienen nada en común pueden llegar a confluir en un determinado punto, y ahí es donde surgen las sinergias y las colaboraciones entre los trabajadores. Aprender del que está en la mesa de al lado, compartir contactos de interés y recibir nuevas aportaciones o críticas constructivas para hacer crecer nuestro negocio son sólo algunas de las ventajas que permite sumergirse en este modelo en el que no hay cabida para el individualismo.
En la última década, tal ha sido el auge de esta tendencia, que ya se ha puesto en marcha y se está impulsando la Asociación de Espacios Coworking bajo una premisa que resume a la perfección la razón de ser de este método de trabajo: “proponer, discutir, opinar y construir entre todos”.
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