Ser tu propio jefe implica muchas responsabilidades. Debes ocuparte no solo de tu trabajo como…
Emprender. Crea tu proyecto a tu medida y revoluciona tu talento
Si Mahoma no va a la montaña, está claro que la montaña se decidirá a ir en busca de Mahoma. O, al menos, así deberíamos entender muchas veces la vida. Hoy más que nunca este lema marca la diferencia entre el antiguo modelo empresarial y la nueva brecha: emprender antes de fallecer en la espera.
La nueva forma de entender el mundo y su evolución económica y, por ello, laboral, debe llevarnos a reflexionar si es factible asumir el rol de aventurero y aceptar que somos y podemos ser capaces de crear nuestra vida a la medida de nuestros sueños. Y esto no es algo que Barak Obama haya inventado hace unos años con el ya legendario “Yes, we can” aunque sí es cierto que los americanos, en esto de competir e innovar nos llevan un largo camino tanto de éxitos como de fracasos. No debemos olvidar que para que algo funcione, primero debemos ponerlo a funcionar.
La ya arcaica forma de trabajar rutinaria y anclada a la idea de estabilidad rompe con la situación actual en la que escasea el trabajo y mucho más en las condiciones de décadas anteriores con contratos indefinidos casi hasta que la muerte nos separe. Ahora bien, no todo es negativo. Las nuevas tecnologías han posibilitado la evolución del mundo y, en este aspecto, no podía ser menos. Más flexibilidad, menos estatismo y una reformulación del sistema laboral que conlleva la readaptación del trabajador cuya mentalidad debe ser más abierta y flexible y donde cada día se trabaja por innovar.
Emprender revoluciona el talento
Quizás sea ese estatismo al que nos hemos adaptado durante años el hándicap para cambiar el chip que hace que, en muchas ocasiones, continuemos pensando que ese cambio es más negativo que ventajoso. Pero, ¿es eso cierto?
Lo que está claro es que la actual crisis lastra las aspiraciones de gran número de personas muy formadas. Y en una situación laboral en la que escasean los empleos debemos dar valor a ese talento en standby. Por eso, si la demanda de trabajo es inversamente proporcional a la cantidad de talento, debemos refundar esa cantidad de calidad en emprender, en buscar nuestro hueco y, sino, inventarlo para nosotros.
A pesar de que todo esto suena muy bien el miedo al fracaso y la inexperiencia de emprender lastran muchas ideas y dejan proyectos a medias por falta de apoyo profesional. Sin embargo, desde hace ya unos años, y gracias precisamente a este crisis mundial, se han creado nuevas formas y sistemas de financiación y apoyo a gente que realmente quiere emprender.
Nos referimos a términos cada día más familiares como el crowfounding y coworking. Formas de colaboración productivas y financieras, en el caso del crowfounding, donde las relaciones no son meramente transacciones comerciales sino que diferentes perfiles de profesionales intercambian sus conocimientos creando redes profesionales capaces de ofrecer servicios globales a sus clientes en un espacio competitivo y enriquecedor. Por ejemplo, se junta un arquitecto, un aparejador, un contratista, un economista, un administrativo e incluso, por qué no, un abogado y, entre todos intercambian sus experiencias en un espacio ofreciendo así el mismo servicio que una tradicional empresa de arquitectura y construcción.
Nadie dice que nos tiremos sin paracaídas al abismo empresarial pero sí que podemos amoldar nuestro paracaídas al momento y situación en la que volamos. Asumamos que el riesgo por apostar por nuestras ideas conlleva tanto o menos riesgo que permanecer quietos e impasibles esperando a que la situación económica y laboral cambie. ¿Tienes una idea? Analiza su viabilidad y ¡adelante! Einstein no dio con la fórmula de la relatividad a la primera, Amancio Ortega no se levantó un día con la idea de Inditex…
Mira a tu alrededor, las pequeñas cosas con un pequeño giro de tuerca son muchas veces la clave para decidirse a emprender. Concédete la oportunidad de crear y desarrollar tu propio proyecto. Emprende.
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