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Las Patentes ayudan a la innovación, pero permiten monopolios
Para muchos jóvenes emprendedores, las patentes pueden ser la diferencia entre crear su startup de la nada o que sus grandes ideas se pierdan. Sin embargo en otros ámbitos la línea se difumina un poco más. Todos los expertos parecen estar de acuerdo en que hay patentes necesarias, el ejemplo más usado es el de las compañías farmacéuticas, cuando solicitan una patente para poder seguir investigando una vacuna contra el cáncer o la diabetes. Sin embargo hay otras que no levantan tanto consenso, principalmente aquellas en las que las compañías aprovechan las lagunas en la ley para usar trucos que alarguen estas patentes. Cosas como cambiar el color de la pastilla o añadir un componente inocuo, proporcionarán otros 10 años de exclusividad en los que ninguna otra compañía podrá intentar mejorarla, pero también en el que el precio será a menudo prohibitivo para gente que la necesita.
La idea detrás del sistema de patentes tiene mucho sentido, incluso más allá del emprendimiento, en empresas muy consolidadas, se busca incentivar la innovación y la investigación asegurando a la empresa que la solicita que ese producto le dará beneficios, tanto explotándolo como vendiendo licencias a los competidores. Es cuando esa idea se pervierte cuando surgen los problemas. Otras compañías van más allá e invierten en innovación y desarrollo, no para usar esas tecnologías, si no para impedir que empresas competidoras entren en el mercado.
Los defensores a ultranza de las patentes afirman que la mayoría de las innovaciones e investigaciones que se han llevado a cabo en el último siglo no serían posibles sin este sistema y es posible que tengan razón, algunos de los beneficios y comodidades de los que disfrutamos hoy no se habrían podido llevar a cabo, pero eso no niega que sea hora de revisarlo y actualizarlo.
Así pues pese a que el sistema de patentes es necesario en según qué casos y sectores es preciso una mejor regulación. Es una medida difícil pero necesaria porque, en primer lugar necesitamos empezar por definir qué es y qué no es patentable y la medida estrella debería ser llevar a rajatabla el criterio de innovación. Los pequeños cambios no deben verse traducidos en más tiempo de monopolio. Además, cuando una tecnología es patentada pero no desarrollada, debería tener que darse una explicación exhaustiva del por qué. Por último, hay sectores donde las innovaciones (como el sector de la tecnología) son continuas y el desarrollo de unas lleva a otras, por lo que debería considerarse la posibilidad de crear algún tipo de régimen especial, que permita el desarrollo del sector.
En definitiva, las patentes son necesarias en muchos ámbitos pero los reguladores deberían estar vigilantes de que el sistema no se pervierta.
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